¿Por qué elegirme?
El psiquiatra es, etimológicamente, el médico del alma.
Esa fue la frase que me hizo decidirme hace años por la psiquiatría como especialidad.
Por eso trato de ofrecer a mis pacientes el mejor tratamiento para las enfermedades del alma, o de la mente, sin olvidar que esta se asienta en un cuerpo que también puede enfermar.
Un poco sobre mí
Entré en el mundo de la medicina por la puerta grande de la Atención Primaria. Ahí aprendí a ver al ser humano completo.
Pero quedaban fuera de mi alcanze sufrimientos, miedos y comportamientos que, desde mi prima, no tenían explicación. Hablaba con mis pacientes psicóticos y me abrían un mundo distinto. Descubría el sufrimiento de aquellos que parecen tenerlo todo. El monstruo en el espejo de mi paciente con anorexia.
Todos aquellos pacientes incomprendidos y, sobre todo, juzgados. Sufriendo su enfermedad y la de los ojos que les miraban.
Y un día un gran maestro me dijo: La psiquiatría es la medicina del alma.
Abrí los ojos: allí estaba mi camino. Quería ser médico del alma.
Más adelante, una pareja de octogenarios vinieron a mí quejándose de que un determinado fármaco les robaba la pasión que les hacía sentir vivos los últimos 60 años. Allí estaban los dos: Él con su pajarita, ella con sus gafas anchas. Con un problema serio porque ya no podían hacer el amor. Sufriendo.
Y entendí que no solamente quería ser médico del alma, sino también estudiar las pasiones de la carne.
Y hoy estamos aquí, tratando de poner a tu servicio lo aprendido en este camino.
